Hay mucha gente que, incomprensiblemente, hace de la tortura y el sufrimiento animal un pasatiempo y lo llama “deporte”. Y es que la caza no es una manera de entretenerse, o al menos no debería serlo.
Si bien la pesca es un medio de vida y un trabajo, hay personas que lo ven como un deporte y por ello -como en toda disciplina- la correspondiente fotografía con el trofeo nunca falta. Más de una vez, seguramente, has visto a algún pescador posando junto a un pez de grandes dimensiones en alguna foto olvidada en una pared. Lo peor de todo es que muchas veces ese pez ni siquiera es querido para el consumo, sino sólo para la instantánea (para poder presumir de ello).
Usualmente la historia se termina ahí: un flash, el pez muerto y el cazador sonriendo. Pero una carpa de grandes dimensiones ha decidido dar un giro a esta historia y dejarnos a todos con la boca abierta.
La carpa llevaba inmóvil varios segundos, y cuando el pescador la tomó en brazos para la foto, ella vio la oportunidad: tomó fuerza, se impulsó hasta el agua y consiguió sumergirse de nuevo, escapando victoriosa de sus depredadores.
Ella no quería aparecer en la fotografía como presa, y nadie le preguntó si quería, así que apenas pudo ¡se fue! Bravo por ella.
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