El paradigma evolutivo de Darwin lo decía: sobrevive el más fuerte. Y a diario nuestra existencia en la tierra sufre bastantes pruebas más o menos evidentes, pero hay una que sólo se ha estudiado de forma reciente: la reducción progresiva en el conteo de espermatozoides.
Según un estudio publicado por Human Reproduction Update, existe “un descenso general significativo en SC (Concentración de Esperma, por sus siglas en inglés) y TSC (Conteo Total de Esperma, por sus siglas en inglés) en muestras recogidas entre 1973 y 2011”.
Un bajo conteo de esperma significa que el líquido seminal eyaculado por el hombre durante un orgasmo contiene menos gametos (espermatozoides) de lo normal. Además, en MayoClinic agregan que un promedio bajo de espermatozoides se denomina oligospermia, y una ausencia completa de ella se llama azoospermia.
Un recuento de espermatozoides se considera inferior a la norma si tiene menos de 15 millones de espermatozoides por cada mililitro de semen.
El objetivo del estudio fue identificar todos los artículos acerca del recuento de espermatozoides en humanos entre 1981 y 2013, para obtener datos primarios. Estos informes, que fueron tomados de 50 países, demostraron que existe una disminución significativa del conteo de esperma sólo en los estudios realizados en Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda.
Este análisis es importante para la salud pública porque:
- Constituye un primer paso para identificar la infertilidad de los factores masculinos y todo lo que ello significa
- Caracteriza como creciente la carga económica y social de la infertilidad masculina
- El bajo recuento de espermatozoides supone una mayor mortalidad, asociada a criptorquidia, cáncer testicular y variadas influencias ambientales como químicos que alteran el sistema endocrino, plaguicidas y estilo de vida (dieta, estrés, etc.)
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