La mayoría de las personas hoy en día trabaja sentado por horas frente a un monitor , por necesidad, incluso cuando su instinto, intuición y hasta razonamiento le dicen que debería hacer más cosas. Como pausas activas, como pararse, estirarse etc. La atención de estas personas se fija solamente en el pequeño monitor y terminan aceptando el universo de cosas que suceden sólo ahí dentro, ignorando la realidad a su alrededor y con ella cada detalle.
Estudios recientes han descubierto que prestar atención de esa forma, sólo al monitor, puede ser más perjudicial para el rendimiento de las empresas que el dejar que la gente vea y analice otras cosas. Hay algo llamado “atención dirigida”, que es eso que nos vemos forzados a hacer frente a la computadora. Con todo esto, nuestros sentidos son racionalmente dirigidos y “aprisionados” para servir a un propósito. Por ejemplo, cuando leemos un libro que nos cuesta trabajo entender, obligamos a nuestros sentidos a poner atención a cada letra para no dejar pasar por alto ningún detalle y así comprender la idea general.
La “atención no dirigida” es muy similar a nuestra visión periférica, pues nuestra mente capta cosas que aparentemente no le estamos poniendo atención, sin embargo, están ahí. Por ejemplo, al caminar por un parque, nuestra atención se dirige por donde caminamos o quizá en algún detalle específico, pero al mismo tiempo vemos las hojas de los árboles caer e inmediatamente pasamos a observar la corteza de un árbol y el reflejo de las hojas de una planta a unos metros de distancia. Esa es la atención no dirigida.
Debido a que existe una teoría de que las personas se sienten mucho mejor si están rodeados de espacios naturales, científicos estadounidenses hicieron varios estudios en los que un grupo de gente trabajaba en un espacio neutral, sin plantas, mientras que el otro grupo sí las tenía. Aunque antes tuvieron test de memoria que los situaban con las mismas capacidades de retención, al finalizar el experimento, los que trabajaron junto a plantas aumentaron su capacidad de memoria y tuvieron un mejor rendimiento, a pesar de que su atención se centraba en el trabajo.
Esta es sin duda una gran noticia, pues si tener un par de plantas en tu oficina puede mejorar tu memoria, imagina lo que pasaría si llenas tu casa de plantas que huelan bien, te ayuden a relajarte y le den mucho más brillo y vida a tu hogar.
Estas son las mejores plantas para tener cerca
Ya que permite que llegue más oxígeno al cerebro, la lengua de vaca o tigre purifica las toxinas del aire a su alrededor, por eso es ideal para mejorar la concentración.
La cinta de novia tiene la misma función.
Las rosas, sobre todo si duermes cerca de ellas, pueden ayudar a la memoria de largo plazo.
El ginko biloba, con su sola presencia, mejora la memoria a corto plazo y a largo también.
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